Crónica V Subida al Portazgo

Este pasado fin de semana se celebró en Cieza una de las competiciones de Trail más importantes del calendario en la Región de Murcia y fue, además, la primera del año de la Liga Regional de Trail.

Cieza nos acoge con 4 grados a las 8.45 de la mañana y con una imponente montaña, que se hace más grande conforme te acercas con el coche una vez has cogido la salida correspondiente en la autovía… mi desconocimiento me llegó a pensar que era la subida importante de la prueba, el Portazgo, pero me equivocaba… era la Atalaya, el «pequeño» escollo final… todo un aviso para navegantes…

Perfil y track de la prueba para facilitar el seguimiento de la misma

La carrera

A las 9.36, previa revisión de los jueces, que comprueban que llevas dorsal y chip en su sitio, se daba la salida (1). Tras cruzar un puente colgante, en el que estamos a punto de sufrir una caída, pues se movía muchísimo, y un tramo llano (1-2), comenzamos a subir (2)… salgo con ganas y las pilas cargadas y las cuestas se hacen llevaderas, comienzo a subir de forma alegre, conteniendo, pero a buen ritmo. Esta subida te sorprende por las bonitas imágenes que te va dejando de Cieza y sus alrededores.

Esta subida acaba en el km 3,5, a 340 metros de altura, zona donde hay un mirador (3) y desde el que, girando a la izquierda, te lleva en bajada por una zona polvorienta hasta el comienzo de la subida al Portazgo (4).

La subida se hace muy dura cuando la carrera alcanza el cortafuegos (6), una rampa interminable donde es imposible correr, y pasito a pasito, sufriendo lo indecible, vamos ganando altura. Mirar hacia arriba y ver lo que queda por subir me desmoraliza, así que agacho la cabeza y en lo que parece una penitencia, subo sin parar mientras los fotógrafos inmortalizan esos momentos críticos.

Cuando has llegado al punto más alto (7), donde se encuentra el punto geodésico, aún queda un sube y baja que te lleva al punto de retorno (8), con su correspondiente avituallamiento y control de dorsales por parte de los jueces. Este tramo se hace llevadero gracias a que es de ida y vuelta, y aunque sólo sea por ver si conoces a alguien de aquellos que van más rápidos que tú… con eso ya uno se entretiene y se conforma.

Vídeo primera parte de la carrera (incluida subida al Portazgo)

Este tramo da a la bajada del Portazgo (7-9). Nada más comenzarla me llevo un susto. Al no conocerla bajo a una velocidad considerable cuando un tramo de mayor pendiente me hace bajar descontroladamente, con suerte soy capaz de frenar antes de llegar a caerme. Así que el resto de la bajada, por si acaso, opto por hacerla de forma tranquila hasta llegar a una pista que permite ganar en velocidad sin poner en peligro mi integridad. Este tramo de pista dura poco, y enseguida retomamos el sendero.

Una vez terminado éste y pasado el avituallamiento que se encuentra en medio de lo que parece una rambla, cogemos, de nuevo, una pista y senda que nos lleva, en pequeña pero ya demoledora pendiente, hacia la cara de subida a la Atalaya (9-10).

En el km 22,5 comienza la subida a la Atalaya, una subida que se realiza en dos partes, con un terreno llano entre medias. La primera de las subidas (10-11) se hace durísima por los kilómetros y desnivel acumulados ya a lo largo del recorrido. A duras penas se puede ascender, es complicado y no tienes referencias de cuánto durará.

Pero no, ésta no era la peor parte, ni mucho menos. Una vez pasada la zona intermedia de llano (11-3), giramos a la derecha y nos topamos con la dura realidad, la segunda parte de la subida (3-12) se nos muestra en todo su esplendor y complejidad. Hasta donde mi vista alcanza veo una hilera de personas luchando por ascender este último tramo, pero si te fijas, allá arriba, una zona donde parece imposible subir, por donde parece una pared vertical, allí también hay gente, aunque parezca imposible.

Destrozado, comienzo la durísima subida, que se me hace eterna, con cada paso que doy el terreno se vuelve más y más complicado. Comienza con tierra y enseguida esa tierra se convierte en piedra, pero es que esa piedra cada vez es más y más grande y la inclinación de la ascensión es cada vez más y más pronunciada. A cuatro patas, literalmente, asciendes los últimos cientos de metros hasta el punto más alto de la Atalaya, allá donde nunca se ha llegado en ediciones anteriores, una llegada inédita que te deja exhausto.

Atalaya, vista desde Cieza

Los datos de esta última subida lo dicen todo: invertí 16 minutos para andar 420 metros,  salvando un desnivel positivo de 200.

Y conforme llegas arriba (12), donde por cierto había un muchacho tomando notas de los dorsales, comienzas la bajada, un pelín más sencilla que la subida pero igualmente muy compleja. Solo puedes andar y con mucho, muchísimo cuidado, tanto es así que, en un par de ocasiones, miembros de la organización, estratégicamente colocados, tienen que ayudar para que puedas seguir bajando…

Y por fin llegas al punto de comienzo de la segunda parte de la ascensión a la Atalaya (3) y coges el zigzag del comienzo, pero cuesta abajo, ya sólo hay que mirar para abajo, y en cuanto menos te lo esperas estás volviendo a pasar el puente, y en un suspiro te estás golpeando el pecho en tu llegada a meta, un gesto que significa que estoy aquí, que puedo con todo.

La organización

Enorme el trabajo desarrollado tanto antes como durante la competición. Antes porque dejaron perfectamente identificadas todas las rutas a seguir, cada 5 metros, y no exagero, una marca nos indicaba por dónde debíamos ir, y cuando no lo había, estaba un miembro de la organización indicando el camino (y animando), nada que ver con la San Jorge Dragón.

El año que viene, sin duda, volveré…